I am who I am today because of the choices I made yesterday
-Eleanor Roosevelt-

12.12.10

Demian

Acostumbrados a trazar límites demasiado estrechos a nuestra personalidad. Consideramos que solamente pertenece a nuestra persona lo que reconocemos como individual y diferenciador. Pero cada uno de nosotros esta constituído por la totalidad del mundo; y así como llevamos en nuestro cuerpo la trayectoria de la evolución hasta el pez y aún más allá, así llevamos en el alma todo lo que desde un principio ha vivido en las almas humanas. Todos los dioses  y demonios que han existido, ya sea entre los griegos, chinos o cafres, existen en nosotros como posibilidades, deseos y soluciones. Si el género humano se extinguiera con la sola excepción de un niño medianamente inteligente, sin ninguna educación, este niño volvería a descubrir el curso de todas las cosas y sabría producir nuevos dioses, demonios, paraísos, prohibiciones, mandamientos y Viejos y Nuevos Testamentos.

"Demian"
(Hermann Hesse).

11.11.10

Kvothe

Me llamo Kvothe, q se pronuncia «cuouz». Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece.
Los Adem me llaman Maedre. Que, según se pronuncie, puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido.
La Llama es obvio para todo aque que me haya visto. Tengo el pelo de color rojo intenso. Si hubiera nacido hace un par de siglos, seguramente me habrían quemado por demonio. Lo llevo corto, pero aún así me cuesta dominarlo. Si lo dejo a su antojo, se me pone de punta y parece que me hayan prendido fuego.
El Trueno lo atribuyo a mi potente voz de barítono y a la instrucción teatral que recibí a temprana edad.
El Árbol Partido nunca lo he considerado muy importante.
Aunque pensándolo bien supongo que podríamos considerarlo al menos parcialmente profético.
Mi primer mentor me llamaba E’ Lir porque yo era listo y lo sabía. Mi primer amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. También me han llamado Shadicar, Dedo
de Luz y Seis Cuerdas. Me han llamado Kovthe , el Sin Sangre, Kvothe El Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos.
Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba saber.
Me han llamado de muchas otras maneras, por supuesto. La mayoría eran nombres burdos, aunque muy pocos eran inmerecidos.
He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la universidad a una edad a la que a la mayoría no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Quizás hayas oído hablar de mi.


“El nombre del viento”
(Patrick Rothfuss)

29.10.10

Frank Miller - Gucci Guilty

Me encanta


 



....

Maldita sea mi estampa!! Pues no voy y pierdo las malditas lecturas d Observación y Documentación justo el día q las necesito!!!!!!!????

Maldita sea mi suerte...

4.9.10

Amante Oscuro

                                                                                                                                 J. R. Ward

(Fragmento):

Él la miró mientras ella se sentaba a su lado. Beth deseó poder comprenderlo mejor y culpó a las gafas oscuras. Tendió la mano hacia el rostro de él, acariciando la antigua herida de su mejilla, deslizándola hacia su fuerte mentón. Su boca se abrió ligeramente, como si su tacto lo dejara sin aliento.

—Quiero ver tus ojos —dijo ella.

Él se apartó un poco hacia atrás.

—No.

—¿Por qué no?

—¿Por qué te interesa saber cómo son?

Ella frunció el ceño.

—Es difícil entenderte si te ocultas tras las gafas. Y en este instante, no me molestaría saber qué estás pensando.

O sintiendo, que es todavía más importante.

Finalmente, él se encogió de hombros.

—Haz lo que quieras.

Como no hizo ningún movimiento para quitarse las gafas, ella tomó la iniciativa, deslizándolas hacia delante. Sus párpados estaban cerrados, sus pestañas oscuras contra la piel. Permaneció así.

—¿No vas a enseñarme tus ojos?

Él apretó la mandíbula.

Ella miró las gafas. Cuando las levantó hacia la luz de una vela, apenas pudo ver algo a través de los cristales, pues eran tremendamente opacos.

—Eres ciego, ¿verdad? —dijo ella suavemente.

Sus labios volvieron a fruncirse, pero no en una sonrisa.

—¿Te preocupa que no pueda cuidar de ti?

A ella no le sorprendió la hostilidad. Imaginaba que un hombre como él odiaría cualquier debilidad que poseyera.

—No, eso no me preocupa en absoluto. Pero me gustaría ver tus ojos.

Con un movimiento relámpago, Wrath la arrastró al otro lado de su regazo, sosteniéndola en equilibrio de modo que sólo la fuerza de sus brazos impedía que se golpeara contra el suelo. Su boca tenía un rictus amargo.

Despacio, levantó los párpados.

Beth abrió la boca.

Sus ojos eran del color más extraordinario que había visto nunca. Un verde pálido resplandeciente, tan claro que era casi blanco. Enmarcados por unas gruesas y oscuras pestañas, brillaban como si alguien hubiera encendido una luz en el interior de su cráneo.

Entonces se fijó en sus pupilas y se dio cuenta de que no estaban bien. Eran como diminutos alfileres negros, descentrados.

Acarició su rostro.

—Tus ojos son hermosos.

—Inútiles.

—Hermosos.


pp. 234-235, capítulo 26, Amante Oscuro
© Copyright J.R. Ward

Dollhouse

Do you wanna play?